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El día de los drones
“El día de los drones” sigue a un periodista desmotivado que descubre una extraña afección que empieza a atacar a las personas. Pero lo que en principio parecen casos aislados, donde la carne se mezcla misteriosamente con la tecnología, termina convertido en una emergencia difícil de contener y que nadie puede entender –ni prever. Arrancado de la monotonía, el cronista sigue con la investigación mientras la irrupción de este fenómeno extraño alcanza a su entorno y altera todos los órdenes de la vida en la ciudad, al punto de que el propio protagonista no sabe si ha sido afectado.
Así escribe:
Había soñado que no tenía piernas. Estaba rodeado por una
neblina rojiza y no podía moverme. Eso fue todo lo que retuve cuando
desperté. Más que nada, la sensación de impotencia. Quise contárselo
a Dafne durante el desayuno, que era cuando por lo general me
entusiasmaba con la posibilidad de lograr que ese día fuera distinto.
Pero el optimismo duraba poco. Aunque me llenaba de ánimo
que se prolongaran las conversaciones con Dafne porque en esos
momentos entendía lo que nos unía, el peso de la rutina terminaba
por aplastarme. Era como si todos los días eligiera encarar la misma
batalla, aun conociendo el resultado.
Salí al trabajo con los restos del sueño flotando en rojo y
amarillo, un fondo que se imprimía detrás de mis ojos como una
placa. Hice esfuerzos en la calle por recuperar más de aquella lucha
sin piernas. Nada. Estaba atravesando la instancia en que las imágenes
de la noche empezaban a esfumarse. Una vez que cruzara el umbral
de la puerta del trabajo, ya no podría distinguir entre lo que había
soñado y lo que mi imaginación estaba haciendo con esas piezas rotas.
NICOLÁS POGGI nació en la ciudad de La Plata en 1984. Es licenciado en Comunicación Social de la Universidad de La Plata (UNLP) y trabajó como periodista en medios como la Agencia Diarios y Noticias (DyN), A24.com y la Agencia Télam. “El día de los drones” es su primera novela.
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El restaurador
El Restaurador es la historia de Normando, una persona insignificante y estrafalaria que, desde pequeña, está obsesionada con desentrañar los misterios de la muerte. Cuando consigue emplearse en una funeraria para maquillar difuntos, siente que está en el mejor de los mundos para dar rienda suelta a su deseo. El éxito de sus trabajosos ensayos será, paradojalmente, causa de peripecias y tal vez, mayores desgracias.
Álvaro Labarrère conoce a sus criaturas, que compone con la laboriosa y etérea materialidad del lenguaje, entregándonos una historia rica en humor y en tragedia, con deliciosas descripciones de sus personajes y de las aventuras a las que se enfrentan.
Así escribe:
El anciano lo recibió con un
silencio crispado que rápidamente fue interrumpido por una retahíla
de insultos y reproches soeces, a los cuales les siguieron —con la
política del “Res, non verba”— un “encantador” surtido de golpes
que combinaba coscorrones, pellizcos, patadas y bofetadas. Aunque
Normando trató de defenderse, no pudo impedir que el colérico loco
que lo había engendrado le quitase el diploma flamante para
proceder a desgarrarlo en mil pedacitos. Creía el demente que de esa
forma tomaba justa venganza por aquello de la falaz efeméride que
invocaba el aborrecido nombre de su hijo. En esta situación,
Normando hizo, como era habitual, un colosal despliegue de su falta
de carácter y, sin oponer más resistencia que la de hurtar el cuerpo a
los golpes más duros, se dejó conducir hasta el percudido sofá
familiar, donde un certero golpe de puño en el rostro lo arrojó y lo
dejó dolorido y mal sentado. Luego de haber establecido tan
claramente las pautas del diálogo, el padre retomó el uso de la
palabra y dirigió a su hijo una estentórea y en buena parte
incomprensible alocución,,,
ALVARO LABARRERE (Lima, 1967) es lector, escritor y psicoanalista (no necesariamente en ese orden) cuando la inspiración y el azar lo acompañan. Hasta el momento ha publicado Las Ciudades Invivibles (2016), Hospital Carroñas (2023) y el presente título: El Restaurador (Diotima, 2023). |

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Sabias, santas, rebeldes
Paula Winkler, en la novela Sabias, santas, rebeldes, habla,
propone, advierte de la pluralidad desde el mismo contar una
historia. La propuesta de Winkler es sumergirse en las
profundidades del hecho creador y así indagar, probar, ir y venir
como en el oleaje mismo.
El título de la novela, como los títulos de cada uno de los
capítulos, funciona como una acumulación (pluralidad) de datos,
de hechos, de cosas que ponen en marcha a los personajes
femeninos: Inés, Diotima, la madre, Valen, Milea, Santa Brígida de
Suecia, Catalina, las beguinas y sus relaciones con la historia; las
historias con los otros (Dios, Rafael, Carlos, maridos, hijos); el
propio cuerpo; el deseo propio; el poder; el deber.
Paula Winkler, conocedora de la pluralidad, empuja hacia la
polifonía y, entonces, el diálogo, el "rulo" entre historias,
personajes, voces, tiempos y espacios es posible como relato y
como hecho estético.
Sabias, santas, rebeldes abre el juego a la realidad (a las
realidades) y a la ficción desnudada. La novela cuenta historias, sí,
pero sobre todo cuenta la historia de su propia historia.
Valeria Badano
Filóloga, doctora en Letras, escritora y ensayista
Así escribe:
¿Existirá? “DiostesalveMaríallenaeresdegracia”, mamá nos
catequizaba. Las creencias populares y la fe constituyen el origen
del mundo. No lo niego. Habrá un Dios salvaje, un Dios permisivo,
un Dios enteramente bueno, un Dios para los hombres y otro para
las mujeres, un Dios de los muertos y para los chicos —mis dudas
se acrecientan en la madurez—. Mi hermana se enojaba. ¿Cómo me
atrevía a desafiarlo? Un rubor intenso se le subía a sus cachetes
cuando me oía; luego iniciaba su sermón. Espaciado, litúrgico;
amable y conciso. Como si hubiera podido convencerme de algo
que yo desconocía en profundidad.
Sin que hubiera advertido este atardecer en Buenos Aires
por andar imaginando y releyendo borradores, otra jornada va a
cesar en menos de lo que canta un gallo. El sol cederá su espacio
a la luna, a veces frígida, y otras, luminosa y completa. Se hicieron
las siete y algo. Bigote salta y se ubica en el descanso de uno de
los ventanales. Le gusta esperar a que aparezcan las estrellas,
a que cualquier cara de estas o la luna lo sorprendan.
PAULA WINKLER, doctora en Derecho, jurista y
magíster en Ciencias de la Comunicación.
Narradora y ensayista, publicó Los Muros, cuentos,
editorial Botella al Mar; Cuentos perversos y
poemas
desesperados, editorial Libris para
Longseller (libro objeto), El vuelo de Clara, novela,
editorial Nueva Generación, La avenida del poder,
novela corta, ídem: El marido americano, novela
corta, editorial Simurg, Fantasmas en la balanza de
la justicia, novela corta, editorial Moglia y Viaje a
Escandinavia. También Mis nietos de invierno,
novela, editorial Vinciguerra y Maldades, cuentos,
ídem, entre otros. |