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Theremin
Conversar con el autor / Un personaje de Theremin sostiene que existe un lugar adonde va la gente que no esta en ningún lugar. Y los seis relatos que lo integran cumplen con esa premisa tanto en su prosa como en sus temas. Ducros escribe en un lenguaje lleno de giros extraños, como si sacara las palabras de una casa en penumbras: la vieja casa de la literatura gótica transformada en mansión destartalada que habitan personajes del rock pesado y psicodélico, acaso hoy tan antiguos como esa literatura de los castillos en ruinas.
Adolescentes crepusculares que se encierran a ver pasar el mundo, como si fueran fantasmas de sus propias vidas, Pandoras y otras chicas elusivas; viajes, drogas, fiestas, el clan Manson y hasta John y Yoko prefigurando su propia ubicuidad futura: todos desfilan por esa prosa que es tan particular como la melodía espectral de un Theremin. Ducros explora el borde del género gótico sin adherir a sus mecanismos, en una línea difusa que trae noticias de las propias fronteras de la humanidad, allí donde el caparazón gigante de las tortugas no resiste más y caemos al abismo. BETINA GONZÁLEZ
Así escribe: "Había algo más. Algo que flotaba en el aire y no era el
aroma de esos perfumes. Su primer impulso fue alejarse,
pero, como si una fuerza irresistible lo arrastrara hacia allí,
abrió la puerta un poco más. Vio una escalera que descen-
día. Comenzó a bajar. La escalera tenía un codo y sobre
ese descanso se proyectaba una luz vacilante, movediza.
Cuando encaraba el último tramo, vio desde donde se en-
contraba lo que parecía un pequeño altar rodeado de velas.
Dio unos pasos más. Ya estaba en el medio del sótano. Ha-
bía más velas en otros rincones de la habitación. La multi-
tud de pequeñas llamas formaba una telaraña de vaporosos
reflejos. Frente a él se alzaba el devocionario repleto de
estampas. Pequeños diablos con tridente martirizando" / MARIANO DUCROS es Licenciado en Letras (UBA), docente y escritor. Trabajó durante más de diez años como director del área de Extensión Cultural del C. C. Borges, donde coordinó hasta el 2020 dos talleres de escritura: Novelizar y Proyectos de Escritura. Co-condujo hasta 2017 el programa "La voz del Laberinto" en Radio Cultura. Actualmente tiene su columna sobre música en el programa "El ojo de Diotima", por Radio Zonica. Da clases en la Universidad de Palermo. Y hace cinco años participa activamente en el proyecto pedagógico Waldorf, dando clases en la Escuela Juana de Arco. Le gusta Led Zeppelin, los haikus, el te blanco, los libros ilustrados y conversar con su hija. Vive con Flora, su pareja, y su gatita Sara en el barrio de Nuñez |
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Los que esperan
Conversar con el autor / ¿Qué esperan los que esperan? A juzgar por los cuentos de Vanesa Gómez, las esperas funcionan como limbos, pausas, antes de un estallido que acaso nunca llegue. Algunas veces –y en narrativa sobre todo– es mejor así. Es mejor imponer el poder de la insinuación.
¿Quiénes esperan aquí?: una gata abandonada que encuentra una manera de ¿vengarse? de su dueña distraída; una familia que observa, día a día, el avance del agua, el advenimiento de la inundación; una nena inquieta y sus primos que miran cómo el abuelo cava y cava, medio loco, al margen de la familia; una mujer que lleva años sin ir al cine y su marido que la lleva a ver una de Van Dame; unas vacaciones interminables en un chalé retorcido que no permite que nadie lo abandone; una nena que junta, peso sobre peso, para llegar a las muñecas de Sailor Moon, y su tío desesperado… y más, más personajes desplazados, personajes raros –sí, muy raros–, gente que piensa y se comporta con la lógica absurda de los que esperan.
Vanesa Gómez escribió un volumen de cuentos sobrios y bellísimos, con el resplandor de la ansiedad como la primera de sus armas. Las otras armas vienen –y eso es notable y encantador– del goce y las ganas de narrar. MARIANO QUIRÓS
Publicado en la colección "Cielo de claraboyas", dirigida por Mariano Quirós y Sebastián Grimberg
Así escribe: "El muñeco apareció a la cuarta noche. No era un
muñeco en realidad. Mamá dijo que era un tótem.
Papá dijo que era una escultura. Los tíos y las tías
lo miraron y no dijeron nada. Que era feo, nomás.
Tallado en madera. Un cacique. Daba impresión verlo.
Tenía una mirada fija, severa. La tía le quiso hacer
una broma al tío y puso el muñeco en la cama. Uno
de los primos se fue a acostar y se puso a llorar y a
gritar desconsolado cuando descorrió las frazadas y
encontró el indio. La tía se enojó, nos retó a todos y, en
medio de la discusión, papá le tiró el indio a la tía que
no llegó a atraparlo; el muñeco cayó de la escalera y
se le rompió el pie. Buscamos el pedazo faltante, pero..." / VANESA GÓMEZ nació en Rosario en 1986, ciudad donde vive. Es escritora, profesora de Filosofía y coordina talleres de escritura. Publicó los libros Saudade (poesía, primer premio Concurso Adolfo Bioy Casares, 2011), Sirena entre los dedos (cuentos, primer premio Concurso Río Ancho Ediciones, 2013). En el umbral (novela, Le Pecore Nere, 2018). Participó de las Antologías Rosario se lee (Casa Grande, 2018), Premio Mujica Laínez XV Edición, (Indie Libros, 2021) y Tempus Fugit (poesía, 2022).
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Coche negro, caballos blancos
A diez años de la muerte de Ernesto Schoo, nada más oportuno que la reedición de este, su único libro de cuentos hace largo tiempo agotado. Porque en él se demuestra la maestría del autor para manejar el género, ofreciéndonos cuentos y relatos de las más variadas características.
Así tenemos cuentos que nos remiten a la historia argentina -la de las Guerras de la Independencia y la de los años setenta, vinculada con el exilio europeo al que tuvieron que partir muchos hombres y mujeres a raíz de la dictadura-. Otros de corte fantástico, donde el autor se inscribe en la lista de los grandes cuentistas argentinos que desarrollan ese mismo género. Por fin, cuentos y relatos realistas, muchos de ellos con finales memorables, que dan un salto en la verosimilitud frente al cual sentimos sorpresa y admiración.
Es decir que la lectura de este libro confirma que Ernesto Schoo fue ante todo un escritor que descolló en el cuento y que su reedición nos permite volver a disfrutar de su escritura de singular refinamiento. CRISTINA PIÑA
Así escribe: "Cuando yo era chico, el rostro de aquel hombre apare-
cía siempre en las tapas de los cuadernos y en las láminas
escolares. En el vestíbulo del colegio estaba su busto; de
mármol, con larga nariz y abundantes patillas, y en los días
de fiesta patria su retrato, rodeado de banderas, miraba
severamente el patio donde nos reuníamos. Más de una vez
tuve que dibujarlo en mi carpeta; tomaba forma entonces
mi obsesión, porque me daba cuenta de que aquel rostro no
era nunca igual a sí mismo. Yo repetía obstinadamente sobre
papel canson los rasgos que imaginaba familiares, pero a mi
inexperiencia de dibujante se le unía la agotadora sensación
de que esa cara huía siempre de mí, de que era inapresable.
Trataba entonces de calcarla pero, por más cuidado que
ponía en ello, el prócer resultante difería..." / ERNESTO SCHOOnació el 12 de octubre de 1925. Recibió muchos reconocimientos. Entre otros el Premio Cóndor de Plata a la trayectoria, el Premio Konex 1987 en la categoría Comunicación y Periodismo, el Konex de Platino 2004 en la categoría Memorias y Testimonios y fue ganador de la beca Guggenheim. En el exterior recibió dos prestigiosos galardones: la Orden de Caballero de las Artes y las Letras del gobierno francés, y la Orden al Mérito de la República italiana. Fue director general del Teatro Gral San Martín y miembro del directorio del Fondo Nacional de las Artes. Entre sus textos se encuentran: “Función de gala”, (1976), El baile de los guerreros, (1978), “El placer desbocado”, (1988), “Ciudad sin noche”, (1989), Pasiones recobradas, (1997), “Cuadernos de la sombra”, (2001) y “Mi Buenos Aires querido”, (2011). |
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